9 de octubre de 2009
Ensayo
Inspirada en “Orquesta de Señoritas” de Jean Anouilh, en Ensayo se despliegan a modo de accidentes e irrupciones del correcto avance de la preparación del espectáculo que un conjunto musical realizará en un centro termal del país, las frustraciones, las ambiciones, los anhelos y toda la soledad de un grupo humano obligado a permanecer en gira, lejos de sus hogares y sus familias, condenados a una convivencia ingrata como único medio de sobrevivencia. La fábula se ubica intencional y reconociblemente en el Chile actual, acentuando sus conflictos y atmósferas.
Puesta en Escena: Carlos Borquez.
Elenco: Priscilla Guerra, Cecilia Herrera, Juan Pablo Miranda, Loreto Pantoja, Mónica Ríos,
Carla Romero, Marcela Salinas, Elisa Vallejos.
Preparación Vocal: Leo Canales, Enrique Díaz
Espacio Escénico: Carlos Bórquez
Realización Escenografía: Rodrigo Iturra
Jefe Técnico: Alejandro Bradasic
Producción: Maite Lanchares
Desde el 09 de Octubre al 01 de Noviembre de 2009
Jueves, Viernes y Sábado 21:00.Domingo 20:00 hrs.
Duración: 1 hora, 15 minutos.
Reservas: 823 955 09
Entrada general: $5.000, Estudiantes: $3.000
SALA ANTONIO ACEVEDO HERNANDEZ (UCINF)
Ernesto Pinto Lagarrigue 0180.
Barrio Bellavista
Patas de Gallo
"PATAS DE GALLO"
La violencia familiar como un calvario
PEDRO LABRA
El Mercurio
Desmesurados motivos y símbolos místicos se cruzan con un reflejo de la realidad actual de la gran mayoría de las familias chilenas, en el melodrama desbocado que es "Patas de gallo", última creación del celebrado dramaturgo Luis Barrales ("Niñas araña"). Dirigida por el joven Omar Morán, autor también de la idea, la obra salta con brusquedad de una a otra cosa, tiene sin duda demasiados elementos, y a ratos resulta hasta pretenciosa. Aún así sus imágenes suelen ser poderosas y la rabiosa y provocadora exaltación con que se despliega justifica parcialmente su ánimo en general excesivo.
Respaldado por Iberescena y Fondart, el montaje muestra a una familia de clase media baja -una madre soltera, su hija obesa e hijo con dones proféticos de distintos padres, y su actual conviviente, un matarife que no procreó a ninguno de los chicos porque es infértil- esperando en un paradero de calle Franklin una micro que no pasa nunca, en un feriado de Semana Santa.
De su interacción surge un descarnado retrato marcado por la frustración, la inestabilidad de la pobreza y el miedo al futuro, el machismo y el abuso de poder patriarcal, la discriminación y la amenaza incestuosa, raíces de la brutal hostilidad con que se viven las relaciones en ese hogar. De los muchos y cambiantes giros y quiebres de estilo de la puesta surge la desalentadora conclusión de que así ese grupo familiar está condenado a la violencia, el sacrificio y el derramamiento de sangre, y hasta se sugiere una analogía entre éste y la Sagrada Familia, su situación y el calvario de Cristo.
El dotado elenco presenta a sus personajes como una imitación aproximada, que no respeta para nada la convención del rol físico, mientras consigue transitar con fluidez desde el desamparo y el dolor naturalista, a la parodia y la nota grotesca.
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Pasiones sin contrapeso
La Nación
Por Leopoldo Pulgar Ibarra
Algo truculento llega "Patas de gallo", de Luis Barrales, cuando aborda el fracaso y la violencia en la familia: madre con prole de distinto padre; esposo infértil, afectuoso-violento; hijo, oráculo de barrio; hija, carne de santa. Signos de marginalidad y pasiones extremas que se exhiben en un paradero de micros, en Semana Santa. Intimidad de un conflicto generalizado que nunca aparece en las encuestas y que el director Omar Morán saca a la calle sin tapujos.
La vitalidad del montaje y las excelentes actuaciones de Marcela Salinas (sentada en la foto, mujer de clase media que reconoce sus patas de gallo, junto con querer sobrevivir) y Rodrigo Soto (matarife silencioso de mirada serena-terrible) equilibran la obra entre lo verosímil y lo exagerado.
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SOLO TEATRO
Luisa Ballentine
Luis Barrales lo hizo otra vez. Con el estreno de Patas de gallo, el dramaturgo no sólo confirma porqué es el autor emergente más montado del último tiempo, sino que además muestra más luces acerca de los elementos que caracterizan su propuesta escritural.
Así como en Hans Pozo y Niñas araña, Patas de gallo contiene momentos de alto valor poético que se manifiestan en pequeños monólogos a cargo de sus protagonistas. En algún momento de la historia, todos tienen algo que decir que rompe con la estructura tradicional del acontecimiento para situarse en el flanco del discurso y la protesta social.
La puesta de escena contempla pocos elementos, pero poderosos: la escenografía es un paradero de micro que funciona como la casa de una familia, aparentemente, tradicional; la iluminación evoca los distintos momentos y marca las transiciones entre las reflexiones personales y la representación coral, y la música aparece en pocos instantes para acentuar el ambiente frío y retorcido del montaje.
La historia transcurre durante semana santa y tiene como protagonista al profeta de la familia, el hijo mayor que dice ser vidente y vaticina el futuro de quienes lo rodean. Lo acompañan el padrastro, la madre y la hermana; todos personificados a la perfección por Juan Pablo Miranda, Priscila Guerra, Rodrigo Soto y Marcela Salinas, quienes brindan actuaciones memorables, destacadas y profundas.
La dirección de Omar Morán es impecable. A Patas de gallo no le faltan ni le sobran elementos, es un aporte en la cartelera santiaguina y una reflexión amplia sobre la pobreza, el maltrato, la discriminación y el país de cartón que Chile es para la mayor parte de la sociedad.
Cara de fuego
Cara de fuego es la historia de una familia “tipo” de clase media integrada por un Padre una madre y dos hijos; Kurt y Olga dos jóvenes hermanos que van camino a salir de la adolescencia hacia la edad adulta.. Todo indica que son dos “adolescentes normales” , intentando acomodarse a un cuerpo y a un mundo adulto que no los satisface . Frente a esta angustiosa búsqueda de respuestas y nuevas herramientas para enfrentar la vida, nos encontramos con el silencio , indolencia e ignorancia de los padres, lo que a ellos mismos les impedirá “ver” la realidad que se gesta en el interior de su propio hogar. La respuesta de Kurt a ese dispositivo social que es la familia ,apoyada en las convenciones y estructuras sociales, será feroz, pues literalmente: “todo deberá ser consumido por el fuego”. La rebelión irá escalando cuantitativa y cualitativamente y desde el quemar pequeños objetos, pasará a quemar animales y partes de su propio cuerpo, para luego incendiar colegios , iglesias y fabricas y culminar en el parricidio y posterior incendio de el mismo y su casa familiar, ícono de la construcción social que abomina.
Simulacro
SIMULACRO
La compañía de teatro La Re-Sentida presenta su segunda obra en la sala - subterráneo White Sessions. Un lugar un poco claustrofóbico, pero que en sí es una escenografía perfecta para esta obra que retrata la marginalidad y el abandono de varios chilenos ad portas del bicentenario. Para reír cuando todos estén tristes.
Por Isidora Ortiz (Zona de Contacto)
Las de Simulacro son historias que no salen en los libros de colegio, historias de personas que no quieren regalarle nada a su país para el cumpleaños, porque resulta que éste nunca les dio demasiado. Retratos de niños abandonados, que matan el tiempo tirando piedras desde una pasarela. Un obrero que exige un Fondart para arreglarse los dientes. El hijo de un detenido desaparecido que a pesar de decir que no le importa la historia, no es capaz entrar al Estadio Nacional, etc. Todos representados por cuatro actores y un oso panda mudo, que impresionan con su determinación. Y que aunque a ratos, entre tantos personajes puedan parecer perdidos en su discurso, los perdonas porque tampoco pretenden darte uno, sino que tú te construyas el propio.
Simulacro es una obra ácida, sin pelos en la lengua, que no se traga ninguna mentira y te llega a poner nervioso cuando te encara, recordándote que tú también tienes que hacerte cargo. Porque resulta que después de 200 años todavía hay algunos a los que la canción nacional les da dolor de guata. A través de elementos sencillos como un par de sillas y un foco que mueven ellos mismos, logran imágenes callejeras que uno mismo completa, de lugares que podrían estar a la vuelta de la esquina pero que a uno se le olvida mirar. Así crean un ambiente en que el público también es parte del montaje. No es que te hagan hablar en la obra tipo café concert, es que son tan honestos y espontáneos que no existe esa barrera entre artista que sabe más y el público que sólo se dedica a admirar. Acá se dedican a incluirnos, recordándonos que somos más que observadores que pagamos la entrada y aplaudimos al final. La obra es un rosario de críticas: al Fondart, a las series de televisión sobre héroes chilenos representados por rubios de ojos verdes, al egocentrismo de los actores, etc. Pero en vez de hacer una obra densa que nadie quiere escuchar, La Re-Sentida monta Simulacro a punta de ironía de principio a fin, con el oso panda mudo de fondo. Humor Morandé con el clásico chileno pícaro, humor absurdo con el oso y por sobre todo, humor negro que pone frente al público un espejo, para que éste pueda reírse de sí mismo. Porque al final lo único que está al alcance de todos los chilenos, lo único que nos puede salvar de tanta amargura parece ser el humor. Reírnos hasta que duela la guata y el resto deje de doler. SIMULACRO Compañía La Re-Sentida.
La compañía de teatro La Re-Sentida presenta su segunda obra en la sala - subterráneo White Sessions. Un lugar un poco claustrofóbico, pero que en sí es una escenografía perfecta para esta obra que retrata la marginalidad y el abandono de varios chilenos ad portas del bicentenario. Para reír cuando todos estén tristes.
Por Isidora Ortiz (Zona de Contacto)
Las de Simulacro son historias que no salen en los libros de colegio, historias de personas que no quieren regalarle nada a su país para el cumpleaños, porque resulta que éste nunca les dio demasiado. Retratos de niños abandonados, que matan el tiempo tirando piedras desde una pasarela. Un obrero que exige un Fondart para arreglarse los dientes. El hijo de un detenido desaparecido que a pesar de decir que no le importa la historia, no es capaz entrar al Estadio Nacional, etc. Todos representados por cuatro actores y un oso panda mudo, que impresionan con su determinación. Y que aunque a ratos, entre tantos personajes puedan parecer perdidos en su discurso, los perdonas porque tampoco pretenden darte uno, sino que tú te construyas el propio.
Simulacro es una obra ácida, sin pelos en la lengua, que no se traga ninguna mentira y te llega a poner nervioso cuando te encara, recordándote que tú también tienes que hacerte cargo. Porque resulta que después de 200 años todavía hay algunos a los que la canción nacional les da dolor de guata. A través de elementos sencillos como un par de sillas y un foco que mueven ellos mismos, logran imágenes callejeras que uno mismo completa, de lugares que podrían estar a la vuelta de la esquina pero que a uno se le olvida mirar. Así crean un ambiente en que el público también es parte del montaje. No es que te hagan hablar en la obra tipo café concert, es que son tan honestos y espontáneos que no existe esa barrera entre artista que sabe más y el público que sólo se dedica a admirar. Acá se dedican a incluirnos, recordándonos que somos más que observadores que pagamos la entrada y aplaudimos al final. La obra es un rosario de críticas: al Fondart, a las series de televisión sobre héroes chilenos representados por rubios de ojos verdes, al egocentrismo de los actores, etc. Pero en vez de hacer una obra densa que nadie quiere escuchar, La Re-Sentida monta Simulacro a punta de ironía de principio a fin, con el oso panda mudo de fondo. Humor Morandé con el clásico chileno pícaro, humor absurdo con el oso y por sobre todo, humor negro que pone frente al público un espejo, para que éste pueda reírse de sí mismo. Porque al final lo único que está al alcance de todos los chilenos, lo único que nos puede salvar de tanta amargura parece ser el humor. Reírnos hasta que duela la guata y el resto deje de doler. SIMULACRO Compañía La Re-Sentida.
Simulacro
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La Re-sentida presenta:
SIMULACRO
Obra ganadora del festival 8 para directores Teatrales y del premio a la mejor actuación masculina.
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Un obrero que exige ganarse un Fondart para arreglarle la dentadura a sus hijos, el hijo de un detenido desaparecido que no puede entrar al Estadio Nacional, el niño que tira piedras a los autos desde las pasarelas, la receta de unas humitas, un oso panda que no tiene opinión, el vendedor de Ripley que muere con un TV plasma en sus manos, el actor que necesita ser subversivo y que sus maestros le enseñaron a sufrir como un pobre, el casting para buscar los actores que interpreten a 'Los héroes de Antuco', una mujer que necesita urgentemente sentirse chilena.
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Aprovechando como excusa el esperado bicentenario, cuyo lema oficial pareciera rezar 'A callar hasta el próximo siglo', hemos querido reflexionar sobre estos 200 años de vida, de un país que nos duele y nos asusta, doscientos años de patria, de origen, de lugar común; ha pasado el tiempo y hemos visto como nuestro hogar se ha convertido en una pulcra puesta en escena, en donde solo algunos personajes y textos tienen cabida. SIMULACRO pretende ser un retrato vital, fresco, sincero y estéticamente elaborado de Chile como 'el lugar de unos pocos', que busca desde la reflexión, la ironía y el humor pensarnos como sociedad.
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Dirección: Marco Layera.
Elenco: Benjamín Westfall, Pedro Muñoz, Marco Layera, Nicolás Herrera, Carolina Palacios. Asistencia Técnica: Isidora Palma, Sebastián Bahamonde.
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*Convenios con Empresas, Instituciones y Universidades.
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¿Como llegar?
Sala Antonio Acevedo Hernández
Ernesto Pinto Lagarrigue 180
Recoleta - Santiago
Contacto y reservas
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